A sus 37 años, después de haber superado el lupus, Brenda González, enfrenta una nueva batalla: la necesidad urgente de un trasplante de riñón, una condición que le enseña a diario que la vida no siempre es justa, pero que la fe y la actitud provocan los milagros.

Nació, creció y hasta que llegó a joven adulta – a los 35 años – supo que toda su vida, su cuerpo había funcionado con un solo riñón que, el padecimiento de lupus, lo había deteriorado. Su cansancio, falta de apetito y otros síntomas revelaban su enfermedad, Insuficiencia Renal Crónica (IRC) grado cuatro. Entonces su vida cambió hasta el sol de hoy.

Siempre fue activa, estudiosa y segura de ir a la conquista de sus metas. Creció con el anhelo de estudiar, de ayudar a otros. Con esfuerzo y sacrificio logró convertirse en licenciada en Psicología. Justo ese año también recibió la noticia de su padecimiento que le cambió su mundo. Y desde aquellos días, cuatro años atrás, las diálisis domiciliarias son parte de su rutina, al igual que una dieta estricta, el dolor, los cambios de ánimos, dolores de cabeza, en fin tantos quebrantos de salud que supone esta condición de los pacientes con IRC.

A pesar de todo, Brenda nunca ha dejado que la tristeza la consuma. Su optimismo ilumina cualquier habitación, y su sonrisa es un testimonio de su fe inquebrantable. Cree firmemente en los milagros y sueña con el día en que pueda recibir un riñón que le permita mejorar su calidad de vida actual. Con ese nuevo órgano, sabe que podría vivir al menos treinta años más y seguir cumpliendo su misión: ayudar a otros.

La enfermedad no le permitirá tener hijos, por eso Brenda ha volcado su amor y cuida con devoción a sus padres y a sus sobrinos, mientras trabaja desde casa en el departamento de recursos humanos de una multinacional. Su salario es modesto, pero su riqueza espiritual es inmensa.

Brenda encuentra fuerza en su fe todas las mañanas, cuando abre sus ojos y el sol matinal le recuerda una nueva oportunidad. Sus conversaciones con el Maestro de Galilea giran entorno a lo que ha aprendido caminando junto Él, a luchar y a aceptar su condición con amor y esperanza. No se rinde, porque cree que su historia aún tiene muchas páginas por escribir. Quiere volver a tener una vida normal, ayudar a personas que atraviesan lo mismo que ella y demostrar que, con fe y actitud, los milagros pueden suceder.

Ella confía en que hay alguien, en algún lugar, sin que aún lo sepa que ha sido seleccionado y destinado a darle un regalo muy grande: donarle uno de sus riñones y por lo tanto, la oportunidad de seguir viviendo.

UN DONADOR DE RIÑÓN

Brenda, aún no ha agotado sus fuerzas de guerrera por conseguir un riñón que le devuelva la vida. Está en la lista de espera en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) para personas que requieren de un transplante. Hasta la actualidad el ISSS ha realizado más de 900 transplantes desde 1985, año en el que se realizó con éxito la primera de estas intervenciones quirúrgicas.

Como ha podido ella habla siempre a conocidos y desconocidos sobre la seguridad del trasplante que, a veces muchos no entienden o no lo quieren entender, pero que en realidad lo Brenda hace es despertar conciencia de que alguien se anime y le diga “¿podría ser yo un candidato o candidata a ayudarte? ¿qué debo hacer para saber si soy elegible?

Y las fuerzas más admirables de ella, es que cada mañana al levantarse y al terminar el día, en medio de la alegría de un buen día o del dolor, el desanimo y hasta la depresión, ha doblado sus rodillas continuamente súplicando al cielo por su milagro.

Sueña con el día en que su teléfono suene o que una notificación de WhatsApp le anuncie: “Te ofrezco uno de mis riñones”, Imagina ese momento con el corazón acelerado, con una mezcla de gratitud y emoción, esperando que la persona que decida ayudarla cumpla los requisitos necesarios: un buen estado de salud, compatibilidad sanguínea y, sobre todo, el deseo genuino de salvar una vida.

Han pasado cuatro años de lucha, de resistencia, de aferrarse a la vida con una fe que no conoce el cansancio. Pero Brenda no se ha rendido. Sigue adelante con la certeza y la convicción de que un milagro es posible. Porque ella cree que la fe y la actitud son los pilares que hacen de lo imposible para el hombre, cienc por ciento posible para Dios.

Seguir sonriendo y viviendo con la fe intacta de que Dios tiene un plan perfecto para ella es su mapa de ruta, el fin de un viaje que terminará en un puerto seguro, donde Jesús la espere abrazando a alguien y le diga “esta es la persona escogida para donarte un riñón”. 

 

CECILIA Y BRENDA, COMPAÑERAS DE MIL BATALLAS.

Cuando Brenda se cansa, se deprime y no quiere seguir, hay una guerrera que se la hecha al hombro y a todo pulmón hace un grito de batalla, entonces sigue peleando, pues la cargó cuando era solo una tierna y lo hace hoy a sus 37 años, ella es Cecilia la mamá de Brenda.

Ella siempre supo que su hija era un regalo de Dios. Ahora, con la misma ternura de aquel primer día, la cuida, la anima y lucha a su lado con una fe innegociable.

La salud de Cecilia es frágil y a pesar de eso, ella no se permite desfallecer. Con los pocos ingresos que obtiene de su pequeña tienda, hace todo lo posible por ayudar a su hija. Cada centavo que gana lo administra con amor: en transporte para las citas médicas, en los alimentos especiales que Brenda necesita, en pequeños detalles que, aunque sencillos, hacen que su hija se sienta amada y cuidada.

Las dos tienen un lazo especial. No importa cuán difícil sea el día, siempre encuentran un momento para reír, para compartir una charla de madre e hija, para intercambiar bromas que les devuelven la alegría. Cecilia ha aprendido a ser la fortaleza de Brenda en sus días más oscuros, la voz serena que le recuerda que aún hay esperanza.

Pero cuando la noche cae y el silencio llena la casa, es común ver a Cecilia de rodillas, orando con el alma. Clama por un milagro, por la vida de su hija, por el día en que Brenda pueda volver a sonreír con la misma felicidad de cuando era una niña. No hay cansancio, no hay duda, solo la certeza de que Dios escucha y que un día, en su infinito amor, responderá.

Porque Cecilia sabe que su mayor anhelo no es otra cosa que ver a su hija sana, viviendo la vida que siempre soñó. Y hasta que ese día llegue, ella seguirá de pie, sosteniéndola con amor, con fe y con la fuerza inquebrantable de una madre.

 

LA DONACIÓN DE UN RIÑÓN PUEDE CAMBIARLO TODO

Brenda González ha demostrado ser una verdadera luchadora. Durante cuatro años ha enfrentado su condición con fe, esperanza y determinación. Hoy, su mayor anhelo es recibir un trasplante de riñón que le permita recuperar su salud y su calidad de vida.

Pero para que ese milagro ocurra, necesita de alguien dispuesto a dar el paso más noble: convertirse en donante.

¿Cómo funciona la donación de un riñón en vida?

El ser humano puede vivir con un solo riñón sin afectar su salud ni su calidad de vida. Por eso, una persona sana puede donar uno de sus riñones a alguien que lo necesite, como Brenda, permitiéndole volver a vivir con normalidad.

¿Qué se necesita para ser donante?

Para poder donar un riñón a Brenda (o a cualquier otra persona en espera), se deben cumplir ciertos requisitos básicos:

  • Tener entre 18 y 65 años.
  • Gozar de buena salud general.
  • Tener compatibilidad sanguínea con el receptor (Brenda).
  • Pasar una serie de exámenes médicos para asegurar que el donante podrá seguir viviendo sin complicaciones con un solo riñón.

En El Salvador, el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) y otros centros médicos especializados llevan a cabo estos procedimientos con altos estándares de seguridad y con un equipo de médicos altamente capacitados.

¿Es segura la donación de riñón?

Sí. En la actualidad, los trasplantes de riñón tienen un alto índice de éxito. En el caso de los donantes, estudios han demostrado que pueden llevar una vida completamente normal con un solo riñón, sin afectar su longevidad ni su calidad de vida.

Además, los donantes reciben seguimiento médico después de la cirugía para garantizar que su salud se mantenga en óptimas condiciones.

¿Qué impacto tiene un trasplante en la vida del receptor?

Para alguien como Brenda, recibir un riñón significa volver a vivir. Significa dejar atrás las diálisis, recuperar su energía, tener un futuro con más años de vida y la oportunidad de seguir ayudando a otros.

Tú puedes ser el milagro que Brenda espera.

Brenda sigue esperando con esperanza el día en que su teléfono suene con la noticia de que alguien ha decidido ayudarla. Si sientes en tu corazón el deseo de informarte más sobre la donación y la posibilidad de ayudar a Brenda, te invitamos a dar el primer paso: acércate al ISSS o consulta con un médico sobre el proceso de donación de riñón en vida.

Porque un solo acto de amor puede regalar décadas de vida.

Si deseas más información sobre cómo ayudar a Brenda, puedes ponerte en contacto con su familia o buscar orientación médica. ¡Tú puedes ser la respuesta a su oración!

ESTADISTICAS Y DATOS SOBRE EL TRANSPLANTE DE RIÑÓN EN EL SALVADOR

En El Salvador, los trasplantes de riñón han sido una intervención médica crucial para pacientes con insuficiencia renal crónica. A continuación, se presentan datos estadísticos actualizados sobre este procedimiento en el país:

  • Número de trasplantes realizados: Desde que se efectuó el primer trasplante renal en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) en 1985, se han llevado a cabo aproximadamente 960 trasplantes renales en el sector público y cerca de 50 en el privado hasta 2023.
  • Pacientes en tratamiento renal sustitutivo: Según datos del Registro Nacional de Diálisis y Trasplante Renal, en 2020 el Ministerio de Salud (MINSAL) atendió a 3,905 pacientes con diálisis en siete centros hospitalarios del país.
  • Costos asociados al trasplante: El ISSS estima que el costo de un trasplante de riñón ronda los $22,000 por paciente.

Es importante destacar que, a pesar de los avances en la realización de trasplantes renales, la tasa de estos procedimientos sigue siendo baja en relación con la demanda existente. La reciente aprobación de una nueva ley de trasplantes y la creación del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos buscan mejorar esta situación y aumentar las donaciones y trasplantes en el país.

Estos datos reflejan la necesidad de fortalecer los programas de donación y trasplante en El Salvador para brindar una mejor calidad de vida a los pacientes que requieren este tipo de intervenciones.

(Resumen de datos y textos seleccionados ChatGPT con fuentes diversas)