Por Mirella Cáceres
Acaba de terminar «el mes del amor» y con el mismo, el ambiente de romance, amistad y celebraciones. En un mundo tan caótico y superficial y, aún cuando el Día del Amor y la Amistad es sinónimo de comercio para unos, sigue siendo una bonita oportunidad de festejar ese sentimiento entre parejas o entre amigos.
Pero no solo el amor ha estado en el aire, también ha estado presente la nostalgia, la soledad, los corazones rotos, las almas no correspondidas y que lloran tan solo al escuchar alguna canción, porque si el amor triunfa en la música, también lo hace el desamor.
No sé qué canción suena en tu corazón, pero más allá de esto hay un amor verdadero, uno celestial, uno que trasciende lo humano, las tradiciones, las emociones, el tiempo y el espacio.
Esto entendió Roxana Contreras, una cantautora chilena fallecida hace un año. Ella perdió un amor terrenal, pero encontró uno mejor, uno sin fecha de caducidad. Pasó de un amor no correspondido a uno bien correspondido. Esto lo dejó plasmado en una canción que ya es un clásico de la música cristiana que a lo mejor hayas escuchado, se trata de «Tengo un nuevo amor», la cual se popularizó en la voz del también chileno Roberto Orellana.
Parte de la canción dice así:
Siento que tengo ganas de volar al firmamento
gritarle al mundo entero lo que estoy sintiendo
que en ti encontré mi dulce amor, Jesús es toda mi verdad
y nunca yo me cansaré de repetirlo hasta el final
que ahora yo tengo un nuevo amor
el corazón me late sin parar
hay uno que me ha dicho: te amo de verdad,
Jesús mi amor y más que amor mi dulce paz.
Roxana Contreras contó en una entrevista cómo el amor no correspondido la hizo entender a quien amar y de quien recibir amor puro y leal, de que no halló nada mejor ni más grande que ese amor que vino del cielo.
«Yo una vez me enamoré pero no fui correspondida y sentí tristeza. Uno ama (a una persona) más allá de lo que debe de ser y aprendí de esa experiencia que ningún amor en esta tierra puede superar o ser más grande que el amor que debemos dar a Cristo» concluyó Contreras.
¿Por qué se llega a amar a Jesús de esa manera? Porque Jesús nos amó primero, dice la Biblia. El mismo Mesías resumió el tipo de amor que él da a quienes lo quieran recibir: «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos» (Juan 15:13). Y así lo demostró.
Acabó el “mes del amor” e inició la Cuaresma, la tradición católica de recordar cada año la crucifixión de Jesús. Pero conviene recordar que más allá de esa muerte tan cruel lo que hizo Él fue darse en sacrificio vivo expiar los pecados del mundo, el acto de amor más grande de la historia, un regalo del cielo para todo aquel que lo quiera.
(La autora es graduada en Periodismo por la Universidad de El Salvador. Trabajó como periodista y editora de El Diario de Hoy. Actualmente es egresada del Máster de Escritura Creativa por la Universidad Internacional de La Rioja (España).