Por Julio Rodríguez, periodista
¿Cristiano o no? ¿Quién no ha bailado, cantado o, al menos, tarareado alguna vez una canción de Juan Luis Guerra? Quienes disfrutan de la llamada “música mundana”, como suelen decir algunos sectores religiosos, reconocen la riqueza rítmica de éxitos como Bachata rosa, Como abeja al panal, entre muchos otros del talentoso artista dominicano. Hoy, Juan Luis Guerra es un hombre convertido al Evangelio de Jesús… sin dejar de ser artista.
Después de su encuentro con el Maestro de Galilea, Guerra no solo continuó con su carrera musical, sino que también ha puesto sus dones al servicio de Dios, creando temas que exaltan su nombre. Canciones como Mi Padre me ama, Son al Rey (inspirada en el Salmo 103) y la popular Las avispas, que se canta en muchas iglesias, son ejemplos claros de ello.
Su vida es un ejemplo de que los cristianos están en el mundo, pero no son del mundo. Están llamados a ser luz en medio de la oscuridad, compartiendo, ayudando al necesitado, y mostrando a un Jesús cercano, alegre, y dispuesto a encontrarse con los marginados.

Este testimonio sencillo, directo y profundamente agradecido nos presenta a un famoso que decidió rendirse a los pies de Jesucristo.
Testimonio de Juan Luis Guerra (fragmento)
“Antes que todo, muchas gracias por estar aquí esta noche. Es una noche muy especial, porque la figura principal es el Señor Jesús. No sé por qué, pero desde que lo conocí, lloro mucho. El Espíritu sabe lo que hace.
Quiero hablarles de las buenas nuevas que tiene Jesús para nosotros. Pero antes, quiero cantar esta canción. Verán, hace poco tiempo, el Señor me reveló cómo ‘llueve café’.
Durante diez años estuve cantando Ojalá que llueva café, deseando con el corazón que eso sucediera. Pero ahora entiendo que, lo que en realidad anhelaba con esa canción, era que fueran suplidas nuestras necesidades.
Y la Palabra de Dios dice que si buscamos primero el Reino de Dios, todas las demás cosas nos serán añadidas. Así que, si alguien quiere que le llueva café… que busque primero al Señor Jesús.
Ahora sí, quiero contarles un poco más sobre lo que Jesús ha hecho en mi vida.
Aunque la música me había dado fama, riquezas y gloria humana, mi corazón seguía vacío. Nada me llenaba. Recuerdo que anhelaba mucho ganar un premio Grammy, el mayor galardón para un músico. Y cuando hice el álbum Bachata Rosa, pensé: ‘Si no me lo gano ahora, no me lo gano nunca’.
Y Dios permitió que ganara ese Grammy, solo para mostrarme que ahí no estaba la felicidad. Incluso con todo el reconocimiento, la fama y el éxito, seguía sintiéndome vacío.
Un día, dos personas valientes y llenas del Espíritu Santo entraron en mi casa y me dijeron: ‘Juan Luis, tenemos la paz que tú siempre has estado buscando. Y es gratis. No tienes que hacer nada para recibirla’.
Yo respondí: ‘Si es así, yo quiero eso. Necesito tranquilidad’. En ese tiempo, tomaba muchas pastillas para dormir y para la ansiedad. Vivía lleno de ira, vacío por dentro.
Me dijeron: ‘El Señor Jesús puede darte esa paz. Solo tienes que abrir tu corazón y dejar que Él entre’.
Y así lo hice. Oramos juntos una oración sencilla: ‘Sí Señor, te acepto como mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados. Lléname de tu Espíritu Santo. Inscribe mi nombre en el Libro de la Vida. Amén’.
Eso fue todo. Y el Señor tocó mi corazón de una manera que no puedo explicar. Ni la poesía, ni la música, ni los años de estudio me habían preparado para esa paz. Pero Él lo hizo. Y esta canción se llama Testimonio… es, literalmente, mi confesión a Él.”
Canción: Testimonio
Canta: Juan Luis Guerra
Canción: Testimonio
Canta: Juan Luis Guerra
No necesito millones ni acorralar los corazones Y solo en tu cafetera todo el cielo enamorado se cuela Eh, eh, eh, eh, la
No necesito decirte dos mil quinientas veces multiplicado por siete que te quiero noche y día
Que me disculpen los sabios, pero la sabiduría Duerme detrás de tu oreja y no en Grecia Como la historia creía Eh, eh, eh, eh, ella
Ábreme la noche y ven a ver Cómo te puedo querer eternamente. Cúrame la sombra al caminar Que se corre si no estás
No necesito violines ni cicatos en el pecho Eres todo mi concierto, la más bella sinfonía Que me disculpa el poeta, pero toda la poesía La encuentro sobre tus piernas y mi verso con tus rodillas que riman Eh, eh, eh, eh, riman
Ábreme la noche y ven a ver Cómo te puedo querer eternamente Cúrame la sombra al caminar Que se corre si no estás No necesito pastillas para dormir si estás conmigo Todos los sueños florecen cuando me hablas al oído
No necesito millones ni acorralar los corazones Y sólo en tu cafetera todo el cielo enamorado se cuela Eh, eh, eh, eh, ella
Palabras finales del testimonio en vivo:
“Gracias. Antes de despedirme, solo quiero decirles que el Señor es un Dios de lo cotidiano. Es muy sencillo. Solo espera que abramos nuestros corazones, aunque sea un momentico, para entrar y cenar con nosotros.
Él ha estado toda nuestra vida tocando la puerta. Solo necesita que la abramos… para que suceda el milagro.Gracias y que Dios les bendiga.”
Fuente:
Testimonio tomado del canal de YouTube de Jaime Fernández Garrido
🎥 Ver video completo aquí